viernes, 2 de mayo de 2008

(LA TENTACIÓN DE SAN LUBER)

ALUCINACION/ V

“¿No permitirás- dijo la Serpiente,
fumando mariguana- que nazca ese
niño o sí?”
Ya estoy harto de manzanas
y de frutas prohibidas.
Sólo quiero cortarme las venas
y seguir bebiendo,
asi es que ¡lárgate y déjame
en paz!
“Te dirán cornudo.
¡Has que lo aborte!”
Maldita sea la hora en que
la trajo a mi vida y me sacó
una costilla.
¡Maldito sea mi destino¡

jueves, 1 de mayo de 2008

Poema del Libro inédito PARAISO EN LLAMAS

DEL GÉNESIS Y LAS ALUCINACIONES

ALUCINACIÓN/I

ALUCINAR SERIA LA CREACIÓN DEL
CAOS Y LA LOCURA:
EL CAOS Y LA LOCURA

“Oye Lúber te daré una mujer
para que no estés solo.”-
Oí una voz-
Mas la oscuridad no me dejó
Ver el cielo.
Yo no soy él, ni esta vez
Perdonaré a la serpiente.
Ese juego ya me lo conozco, tío.
En el fondo azul,
Donde el cielo enciende su lumbre
Pude ver su rostro.
Hacía frío y llovía.
Temblando me acerqué a su cuerpo y le susurré
Al oído:
“Tú no eres Eva, pero sí una
Manzana.”
Desperté y me dolió una costilla.

I.-Y vi a Luber desangrar sus heridas entre las hojas y el viento.
II.- Y no buscó una hoja para cubrirse la fragilidad de
su alma. Pues sus gritos llegaron hasta la noche del eclipse
y la barbarie.
III.- Y Lúber fue arrastrado, herido, crucificado,
conquistado por ellos, reyes blancos, portadores de
ideas y cruzadas.

domingo, 27 de abril de 2008

Primer Capítulo del Libro "Las Fantásticas Aventuras de Cuti y el Chullachaqui"



CAP. I
EL DUENDE FUTBOLISTA



Ashishito nomás como mi hermanito el Shaco y con su carita quemadita por el sol andaba el Chullachaqui.
Mi abuelita ya nos había dicho medio en broma y medio en serio, enseñándonos sus muelitas podridas como el suri, que el Chullachaqui era hijo de don Shatuco, el diablo ese pues.
Hasta que un día de tanto no creerle nos fuimos a jugar pelota al cantito del río, por esa pampa rodeada de renacos y pasto verdecito como campo para jugar peloteada.
En eso que estamos escogiendo gente para nuestro aquipo aparece un niñito cogiando cogiando y tocando su quena.

- También juego yo, oy. –Diciéndome esto estaba cuando le veo sus orejitas todo punutachitas.

¡Ojojoi, oy!, decía yo para mi adentro, oreja de duende tiene ese amigo.

- En mi equipo juega pues, amigo. –Le dije y sus ojos rojitos medio que miedito me habían dado en ese ratito que le estoy mirando. Pero viéndole bien su carita así como inocente me hizo tenerle un poquito de ternura.

Después de eso jugando jugando estábamos y nos hacen el primer gol. Un poco molesto le veía y medio que quería llorar creo.
Ya en el segundo tiempo le vi bien bonito que jugaba pelota. Cuando le para con su pecho y le cabecea de nuevo despacito bajándole hasta su pierna derecha y empieza a correr llevándose a uno y a otro cada vez más rapidito como una bala, llevando la pelota, haciéndoles guachita, dribliando a la izquierda a la derecha, hasta que algo pasa: En eso que corría y corría, se tropieza en un huequito cayendo de panza en mi delante, por voltear a mirarme porque yo le pedía que me pase, justito cuando iba a meter su gol de empate.
¡Pucha!, asustadazo me quedé viéndole su patita coja como de venado, porque una de sus patas era de humano y el otro era de animal salvaje del monte.

-¡El Chullachaqui!- bien de miedo grité.
Ni bien me oyó corriendo convertido en un duende buchizapa se fue a esconderse en el monte.
¡Qué bruto su cara de mis amigos, oy!, como color de muerto se habían quedado de poshecos.

- ¡Ji ji ji! ¡Ji ji ji! ¡Ji ji ji!-Clarito le oía su risa burlona.

Bien malagradecido ese Chullachaqui hijo del Shatuco y yo que le había hecho jugar en mi equipo, pensando en eso que estoy detrás de un árbol le veo sacándome su lengua. Ya no pude de mi indignación de verle así y me acuerdo que a mi hermanita la Ermicha le quería hacer su mujer su papá el don Shatuco, por eso un huicapazo con una piedra le di en su ojo con todita mi cólera. Llorando llorando creo se había ido el chullachaqui, oy.
Qué feo estaba de enamorado ese don Shatuco, todas las noches llegaba a mi casa montado en su caballo blanco y convertido en un hombe buen mozo nomás, oy. Harto oro le ofrecía a mi abuelita para que le case con mi hemanita la Ermicha pero, ella no quería porque le tenía miedo.
Después de eso al otro ladito del río tenía que ira a ver a mi hermanita linda para irnos a nuestra casa cruzando cruzando en canoa el río Agua Negra, donde seguro nos estaba esperando mi abuelita y mi hermanito el Shaco.

sábado, 26 de abril de 2008

libros del autor



EL SUICIDIO DE LA NOSTALGIA por Reynaldo Cruz PUBLICADO EN EL DIARIO EL TIEMPO
Las palabras son vitales para seguir creyendo que existimos. Surgen tímidas para plasmar tristezas, alegrías, odios, miedos, caricias y otros demonios de nuestra vida, aunque a veces permanecen cautivas de nuestra divina soledad esperando el momento preciso para filtrarse entre las diáfanas estrellas del rostro. Los poetas se nutren de esta situación buscando perennizar su incomprendida existencia, por ello se enfrentan a la escalofriante hoja en blanco para cantarle al amor, a la angustia, a sus musas y a su incomprensión misma. Alberto Alarcón dice que la poesía esta puesta sobre la tierra, para producirnos una recóndita sensación de poder tocar los límites, los primeros y los últimos, para hacernos sentir que habitamos un vientre seguro, y que la noche, la soledad y la muerte están del otro lado, ajenas y distantes de nosotros, cuando sabemos que nos aguardan porque nuestra carne y nuestra alma les pertenecen. ( Sietevientos N° 13 ). Por esta razón quizá, Luber Ipanaqué se acerca a brindarnos su primera producción poética, “Hostia Sideral”, denominada asi en son de elogio a la luna, inspiración primigenia y eterna de los aedos. La trova de Luber nos lleva por parajes internos, desde la evasión de los retazos del pasado, la confusión humana, el adiós, la búsqueda de nuevos firmamentos hasta tenebrosos abismos como la muerte a quien alude en varios de sus versos, la amante traicionera de la vida, la llama en Batallas, pero en otros es más directo y utiliza su nombre propio o al suicidio, su mas leal compañero. Sin embargo, a pesar de esta gris temática, Hostia Sideral no se convierte en una loa a lo melodramático, pues el poeta matiza su obra con el canto a aquella esfinge que llamamos mujer e imágenes cargadas de un erotismo que suele manifestarse incluso en un acto de onanismo. El primer poema nos acoge con una agreste soledad hurtada del amor que agoniza por voluntad del poeta y su amada. El poeta busca crear una musa con rasgos parecidos a la anterior como escape de los recuerdos que no fueron construidos, pero finalmente se resigna al reconocer que esta ruptura significa un nuevo inicio. De otro lado, Danza de la muerte, abandonada el hilo común de lo nostálgico, erótico y romántico que tiene el poemario para protestar por la indiferencia del hombre hacia el hombre, incluso en temas humanamente preocupantes como la guerra que se origina por el afán de más riquezas ( El mundo gira al compás de las metralletas/ Treintaitrés trillones trescientos treinta/ Y tres mil tiros al corazón de un niño/ Y el monstruo festejando orgías de paz). Soledades de Ultratumba es la culminación de este canto a la melancólica vida del poeta, quien se interroga sin hallar ninguna respuesta para justificar sus extraviados días en este edén de cemento, ni siquiera su musa puede darle solución a ese conflicto eterno, llegando a jugar al suicida que termina desposando a la tristeza, pues sabe que ella no se marchara antes del fin de sus huesos ( Tristeza, te amo, tristeza/ Porque brindas gotas de miel/ en mi recuerdo/ Porque estás a la altura de/ mi muerte/ Tristeza, te amo, tristeza/ Te amo tiernamente/ Porque siempre me regalarás/ flores/ y prenderás velas en mi tumba ). Hostia Sideral significa para este muchacho pucallpino con corazón de algarrobo, la realización de un sueño que nació con la publicación de pequeñas plaquetas ( “Transmutación”, “Epístola a los transeúntes”, “Suicidas Aedos” ) que distribuía entre compañeros de la Universidad Nacional de Piura y escritores amigos, pero sobre todo es una muestra de que existe una cantera de jóvenes aedos con la propuesta de calidad literaria, para regocijo de los bibliófilos que aún sobreviven, de mantener vivo el amor hacia la belleza estética de las palabras.

libros del autor




LOS APOSTOLES DE LA MUERTE


La redentora herejía textual en los “Apóstoles de la muerte”. Por Ricardo Musse
En la paródica ficción “Los apóstoles de la muerte” se juega, con autónoma herejía textual, con las nominaciones de algunos seguidores de Jesu-Christo: Juan, Lucas, Matheo, Judas, Pedro y Felipe. A éstos, despojándolos de su evolutiva pulcritud vital, se les sitúa en un imaginario profano depositado dentro de nuestras más desatadas especulaciones. No obstante, se nos engendra también la discursiva sensación que toda la historia evangélica podría ser producto de una alucinatoria y enfermiza disquisición humana. Esta atmósfera textual, inhóspitamente irredenta, constituye la oscura emanación de la palabra, la infernal humareda de la vacuidad enunciativa: Esa sórdida excrecencia del verbo -más que primordial- ficcional. Jesús (el hijo de la omnipotente podredumbre) es un ladrón, drogadicto y omnipotente sexual que sólo halla adictiva plenitud durante los precarios coitos con la pérfida María Magdalena. Mientras sus seguidores despliegan una liturgia de la obscenidad: Este Juan, paródicamente, es un afeminado que se prostituye mientras el de los Evangelios permaneció, hasta su muerte, virgen; saliendo remozado y vigoroso después de haber sido echado dentro de una caldera de aceite hirviendo. El traicionero y enfermo Lucas que muere de un tiro en la cabeza; se contrapone al que, siendo médico, sufrió redentor martirio cristiano. El pérfido Mateo, ahorcado con un Rosario dialoga, en clave irónica, con el sacrosanto y leal (ex-cobrador de impuestos) Matheo que fue el que inauguró los Santos Evangelios. Judas es el último sobreviviente y patológico desdoblamiento de Jesús; el beodo e inconsistente Pedro es la literaria versión de la inconmovible Roca Apostólica del Catolicismo y Felipe, una difuminada entidad pálidamente enunciada. Esta trama (sostenida sobre la fatal recurrencia de infames asesinatos), desde un punto de vista técnico, se va estructurando dentro de secuencias discontinuas que paulatinamente, convergen hacia un sorpresivo desenlace. Además, está contada por un tolerante y omnisciente narrador que permite, infiltrándosele dentro de su verbal respiración enunciativa, el fónico protagonismo de los personajes. Debiendo solventar -sin embargo- ciertos intersticios sintácticos y temporales de las acciones narradas, pero constituyendo la primera obra dentro de este género; consideramos que el autor aprueba las exigencias formales del relato. En consecuencia, Luber Ipanaqué con “Los apóstoles de la muerte” se condena a redimirse dentro del plan salvífico que le tiene destinado, indefectiblemente, la reveladora y misericordiosa palabra de su expiadora literatura.
Sullana, 29 de junio de 2 007.
DIARIO "EL TALLÁN"