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CAP. I
EL DUENDE FUTBOLISTA
EL DUENDE FUTBOLISTA
Ashishito nomás como mi hermanito el Shaco y con su carita quemadita por el sol andaba el Chullachaqui.
Mi abuelita ya nos había dicho medio en broma y medio en serio, enseñándonos sus muelitas podridas como el suri, que el Chullachaqui era hijo de don Shatuco, el diablo ese pues.
Hasta que un día de tanto no creerle nos fuimos a jugar pelota al cantito del río, por esa pampa rodeada de renacos y pasto verdecito como campo para jugar peloteada.
En eso que estamos escogiendo gente para nuestro aquipo aparece un niñito cogiando cogiando y tocando su quena.
- También juego yo, oy. –Diciéndome esto estaba cuando le veo sus orejitas todo punutachitas.
¡Ojojoi, oy!, decía yo para mi adentro, oreja de duende tiene ese amigo.
- En mi equipo juega pues, amigo. –Le dije y sus ojos rojitos medio que miedito me habían dado en ese ratito que le estoy mirando. Pero viéndole bien su carita así como inocente me hizo tenerle un poquito de ternura.
Después de eso jugando jugando estábamos y nos hacen el primer gol. Un poco molesto le veía y medio que quería llorar creo.
Ya en el segundo tiempo le vi bien bonito que jugaba pelota. Cuando le para con su pecho y le cabecea de nuevo despacito bajándole hasta su pierna derecha y empieza a correr llevándose a uno y a otro cada vez más rapidito como una bala, llevando la pelota, haciéndoles guachita, dribliando a la izquierda a la derecha, hasta que algo pasa: En eso que corría y corría, se tropieza en un huequito cayendo de panza en mi delante, por voltear a mirarme porque yo le pedía que me pase, justito cuando iba a meter su gol de empate.
¡Pucha!, asustadazo me quedé viéndole su patita coja como de venado, porque una de sus patas era de humano y el otro era de animal salvaje del monte.
-¡El Chullachaqui!- bien de miedo grité.
Ni bien me oyó corriendo convertido en un duende buchizapa se fue a esconderse en el monte.
¡Qué bruto su cara de mis amigos, oy!, como color de muerto se habían quedado de poshecos.
- ¡Ji ji ji! ¡Ji ji ji! ¡Ji ji ji!-Clarito le oía su risa burlona.
Bien malagradecido ese Chullachaqui hijo del Shatuco y yo que le había hecho jugar en mi equipo, pensando en eso que estoy detrás de un árbol le veo sacándome su lengua. Ya no pude de mi indignación de verle así y me acuerdo que a mi hermanita la Ermicha le quería hacer su mujer su papá el don Shatuco, por eso un huicapazo con una piedra le di en su ojo con todita mi cólera. Llorando llorando creo se había ido el chullachaqui, oy.
Qué feo estaba de enamorado ese don Shatuco, todas las noches llegaba a mi casa montado en su caballo blanco y convertido en un hombe buen mozo nomás, oy. Harto oro le ofrecía a mi abuelita para que le case con mi hemanita la Ermicha pero, ella no quería porque le tenía miedo.
Después de eso al otro ladito del río tenía que ira a ver a mi hermanita linda para irnos a nuestra casa cruzando cruzando en canoa el río Agua Negra, donde seguro nos estaba esperando mi abuelita y mi hermanito el Shaco.